Concentración: la penetración de las posturas de yoga profundiza y extiende la concentración, la memoria y la atención
Estabilidad emocional: el contacto con el yo interno nos da perspectiva sobre la vida y aísla la mente de las alteraciones
Paz: tranquilidad en el mente, tolerancia en la mente y la absorción en el yo interno genera un estado permanente de paz y tranquilidad
Autoreconocimiento: desarrolla las habilidades necesarias para comprender el funcionamiento de la mente a través de la observación de la actividad del propio cuerpo y de la respiración
Desarrollo integral y progresivo de mente y cuerpo: facilitando la expresión de los potenciales del practicante y fortaleciendo el autoestima
Sabiduría: una práctica persistente desarrolla el conocimiento que florece como sabiduría
Libertad: la ecuanimidad y la sabiduría conducen a la experiencia de libertad en la vida diaria
Integración: la exploración regular y la conexión de las capas mentales, espirituales, físicas y emocionales conducen a un estado íntegro de armonía
Descanso mayor durante la noche
Calma: otra forma de afrontar los problemas
Fortaleza: las asanas tonifican cada parte del cuerpo
Resistencia: la práctica regular incrementa la capacidad de trabajo
Flexibilidad: un cuerpo joven es mantenido y restablecido a través de un correcto estiramiento
Postura: mientras el tono y la flexibilidad se equilibran, se establece una postura erguida y sin esfuerzo
Energía: la mejora del funcionamiento glandular y la relajación profunda dejan a uno fresco y calmado
Salud: Un estado de bienestar consistente es experimentado cuando la mente y el cuerpo están equilibrados
Mejora de la circulación sanguínea
Generalmente se traduce como el control de la respiración,
consiste en técnicas diseñadas para obtener el dominio sobre el proceso
respiratorio, sin dejar de reconocer la conexión entre la respiración, la mente y las
emociones. O se puede practicar como una técnica aislada
(simplemente sentarse y realizar una serie de ejercicios de respiración) o integrar en tu rutina
Las posiciones de yoga, llamadas asanas, se repiten en secuencias que siguen un
determinado orden. El objetivo de este orden es dirigir la energía a diferentes
partes del cuerpo como preparación para la meditación, cuyo último paso en el
camino del yoga, se logra al obtener un estado que se conoce como Nirvana.
Los mudras son gestos, posiciones místicas de las manos, símbolos o sellos. Cada una de estas posiciones lleva a los estados de conciencia, lo cual simboliza y tiene efecto tanto sobre nuestra parte física y sutil como sobre el ámbito anímico mental. Normalmente la práctica de los mudras se combina con ejercicios
respiratorios concretos, visualizaciones y afirmaciones que potencializan al máximo lo que queremos sellar a través de ellos, ya sea combinado con la práctica de
asanas para reforzar su efecto o sin incluir esta parte, para la gente que no tiene las posibilidades de hacerlo.
Son técnicas físicas que permiten controlar los diferentes órganos y nervios del cuerpo. La palabra Bandha significa mantener y ajustar. El efecto de estas prácticas es de masajear los órganos internos eliminando la sangre estancada y estimulando los nervios que enervan estos órganos.
Meditar tiene en nuestra cultura varios significados. Etimológicamente,
proviene del latín meditaríque, que significa reflexionar, pensar en algo, estudiar.
Por eso, por lo general, cuando hablamos de meditar sobre algo, estamos
señalando que reflexionamos sobre una idea, sobre una lectura, etc.
La respiración es uno de los aspectos más importantes en la práctica de Yoga. La tradición considera que el aire es la energía vital, la vía primaria por donde fluye el prana.
Se considera que el Pranayama es el nexo de unión entre cuerpo y alma. En Pranayama se activa un tipo particular de energía con el aire inspirado y otro con el espirado, estabilizando y regulando, en cada momento, todo el flujo energético. Prana significa aliento, respiración, vida o energía y Ayama significa alargamiento,
prolongación, ensanchamiento y control. Pranayama es el arte de respirar con
conciencia.
Regular la respiración es garantía del buen funcionamiento del organismo así como de la mente. La respiración comienza en la base del diafragma, cerca de la cintura pélvica. Esta acción (como cuando se habla o se canta correctamente) relaja la parte torácica, el cuello y la cara haciendo que los músculos de la caja torácica y del cuello aflojen los faciales y éstos, a su vez, los de los órganos de percepción (ojos, oídos, nariz, lengua y piel). Esta actitud deja paso a la concentración y a la serenidad física y mental. Cada ejercicio de Pranayama propone un objetivo diferente en el que tienen que ver las necesidades físicas, energéticas y mentales de cada persona así como su situación y circunstancias.
Si el aparato respiratorio funciona correctamente, mejoran las demás funciones del organismo. El Yoga considera que la respiración es la puerta de acceso a la salud y a la purificación del cuerpo físico y sutil. Su control y su
ejercitación correcta es vital para el crecimiento personal y para la evolución como seres espirituales.
Con la relajación se produce una disminución de la frecuencia cardiaca, disminuye el consumo de oxígeno y la tensión muscular, produciéndose al mismo tiempo un mayor nivel de conciencia corporal.
En cierta medida, hay un estado de satisfacción que acompaña a la percepción de que se es capaz de actuar sobre el propio cuerpo de forma voluntaria y lograr unos efectos deseados: calma, tranquilidad, paz, armonía, etc.
La relajación es el punto de apoyo desde el que mover el propio mundo, es muy difícil reconocerse uno mismo en estado de tensión, esencialmente porque es difícil reconocer estados permanentemente cambiantes, no hay un estado de estrés estable, es difícil reconocerse a sí mismo en medio de la inestabilidad. Sin embargo, la relajación permite observar un estado de inmovilidad física, y en ocasiones también emocional e intelectual. Es más, puedo observar como tomando el control de mi inmovilidad-movilidad (respiración, manos, contracciones), la calidad de los pensamientos y emociones cambian, me doy cuenta de cómo mis movimientos afectan a todo mi yo, y como mi capacidad para desarrollar un movimiento equilibrado me afecta íntegramente. Sobre mis movimientos, tengo un cierto control y es desde ellos desde donde voy a influir en el resto para lograr un equilibrio más estable.
Apenas se le ha prestado atención a la importancia del movimiento en relajación, y por tanto a su cese y control voluntario. Sin embargo es su esencia pues en la capacidad de entrenar mis movimientos donde radica el eje de un control efectivo de la tensión. No debemos olvidar que la principal misión del sistema neurológico es la del
control del movimiento, hacerlo mejor significaría mejorar la función general.
En Oriente, el concepto es distinto. La meditación allí se refiere a algunas prácticas formales cuyo objetivo es observar la mente llevándola paulatinamente a la concentración en un solo punto, ya sea en un objeto o en los propios contenidos (los pensamientos) de la mente. Por lo general, confundimos la mente con sus contenidos. Muchas personas creen que no se puede dominar el pensamiento. Les parece inevitable que los pensamientos vengan y se hagan cargo de la mente. En cambio, lo primero que debemos comprender es que todos esos contenidos de la conciencia que expresamos en los pensamientos no son otra cosa que nuestras propias creaciones y, como tales, puedo observarlas de la misma manera que puedo observar las palabras que acabo de leer. Meditar, para las tradiciones orientales, no es pensar en algo sino que por el contrario, es dejarnos estar en perfecta calma para poder observarnos a nosotros mismos. Es la experiencia de observar nuestro cuerpo y nuestra mente sin juzgarlos. Por eso, meditar no es algo que se aprende sino que es dejar surgir libremente lo que somos sin interferir en ello. Dejar que las cosas sean como son. Meditar es dejarse ser meditar no es, como algunos creen, un escape; por el contrario es ir hacia nuestro centro, hacia nuestro origen, enfrentarnos como si nos
viésemos en un espejo con lo que somos. Meditar es estar atentos, despiertos y obtener una visión más clara de lo que somos y de las cosas que dan sentido a nuestra vida.
Tal como un instrumento musical, emite sonidos muy agradables al ser tocado por un profesional, nuestro cuerpo, mente e inteligencia, dirigidos perfectamente, nos traen mucha felicidad, en vez de ansiedades, frustración y
depresión. La disciplina yógica nos enseña también a ver a los demás (amigos o enemigos) con los ojos del amor.
Una persona que practica yoga seriamente, se llama yogui. El yogui se ocupa diariamente del desarrollo práctico de la ciencia del yoga, y aprende los diferentes ejercicios y técnicas, tanto del yoga como de la meditación.
Una clase de yoga es una sucesión de ejercicios. Para realizar uno, adoptamos una postura. A veces a esta postura le incorporamos movimiento. Regulamos la respiración y ponemos la atención de los ojos en un punto
determinado. Y entramos en un estado meditativo, de introspección. A veces incluso repetimos un mantra o hacemos un gesto con las manos. Después de un ejercicio hay una corta relajación y seguidamente se pasa al siguiente. El yoga beneficia a todo ser humano, no importa sea niño o persona mayor. Hombre o mujer. No importan las creencias personales. Con el yoga estiramos nuestro cuerpo y, cuando más tenso y rígido está
uno, es cuando más conviene. Rejuvenece nuestras células al aportarnos más oxígeno. También rejuvenece nuestro cerebro haciendo que su rendimiento sea más alto. Reduce el estrés al mantener los niveles de cortisol a raya. Nos calma y nos serena, permitiéndonos descansar. Nos da energía y vitalidad. Y nos acerca a
nuestro ser interno, descubriendo quienes somos, qué queremos y dónde están nuestras limitaciones. Además, segregamos endorfinas que nos dan una gran sensación de bienestar. La práctica del yoga atiende tanto al cuerpo como a la mente. Cada día son más los hombres y mujeres de distintas edades que comienzan a hacer yoga. Esta
disciplina milenaria modifica física, psíquica, espiritual y mentalmente a quien la
realiza. El yoga es un arte y ciencia de vida, significa recobrando la plena conciencia y control de su ser.
Es también un sistema de instrucción física, mental y espiritual. Si se considera como ciencia, bien podríamos decir que es la ciencia más antigua que el hombre ha practicado.
El origen de los mudras no está nada claro. En las representaciones de los dioses hindúes, los mudras y las hastas (posiciones de los brazos), tienen una gran importancia. Los mudras que aparecen en las danzas indias, representan dramas completos, sin palabras, sólo con las manos, los ojos y los movimientos del cuerpo.
Con sus manos el bailarín indio expresa la vida de la totalidad del universo. En el budismo y en los rituales tántricos, también juegan un papel muy importante.
Cualquier persona puede aproximarse al yoga, ya que posee un tipo especial de técnica para cada tipo de personalidad y temperamento. El yoga puede llegar a despertar en nosotros luminosos sentimientos y felicidad, los cuales fortalecen nuestras relaciones con nuestra esposa, los niños, padres, vecinos y compañeros de
trabajo. Así como el viento aleja las nubes que tapan el sol, el yoga remueve gradualmente los dolores físicos y emociones indeseables, pues, al revelar el conocimiento interior, incrementa nuestro aprecio por la vida. El yoga nos enseña a controlar nuestros sentidos y nuestra mente impaciente, y a ponernos en armonía con las Leyes Universales, dirigiendo así nuestras energías de la mejor manera. El yoga ayuda a entender que el origen de las angustias y de los temores está en uno, que uno es responsable de su vida. La práctica de algunas técnicas da
serenidad a la mente, permitiendo ver las cosas cotidianas con más mesura. Pero el yoga no sólo favorece la mente, los resultados a nivel de salud física también han sido comprobados. Su práctica va más dirigida hacia la prevención que a la curación. Al reducir las tensiones y el estrés, problemas como el síndrome del colón
irritable, gastritis, úlceras y ciertos desórdenes del tubo digestivo tienden a desaparecer.
Cuando se practica con constancia, el yoga puede ayudar a corregir estados de hipertensión arterial, afecciones en la columna vertebral, la angustia, etc. El yoga no tiene preferencias por edad, sexo, religión. Cualquier persona
que busca con sinceridad un camino de autoconocimiento, autocultura y autor realización puede encontrar en sus prácticas un excelente camino.